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"...Constelaba sus cuadros de cerillas y tornillos, de figuras matemáticas y de cabezas suspendidas. El sufrimiento es una ecuación. Te considero irresoluble porque te has ido, tú eres mi cifra adorable y perdida. Su venganza iba dirigida contra los objetos. Man entró en una tienda de Saint-Sulpice,compró una de esas bolas de cristal llena de nieve ficticia. Tras desatornillarr el soporte, introdujo una réplica del ojo de Lee. Como no estás conmigo, te dejo tuerta. Tú eres la mirada prisionera de la nieve que alumbra mi amor.

Man vagabundeaba por el bulevar Montparnasse. Las campanas daban a lo lejos la hora de la ausencia. Cada casa que veía le parecía hostil. Regresaba a su estudio, con los brazos cargados de cachivaches disparatados. Siempre le habían gustado las máscaras, las joyas y los guantes. Había pintado unas efes de violoncello en la espalda de Kiki, fotografiado anatomías de mármol junto a bustos vivientes. La inconstancia de Lee reavivó su fetichismo. Man ponía lágrimas de cristal en el rostro de sus modelos. Tú eres este duro llanto que no rueda, este ojo sin auténticas lágrimas que ya no me mira... "